El lienzo en blanco ante una nueva salida fotográfica. Un cierto temor de que, al volver a lugares conocidos, pocas sorpresas puedas llevarte y, difícilmente, algo nuevo puedas hacer. Sin embargo, porque lo cotidiano deja de existir ante nuestros ojos, es ahí donde debemos posar nuestra mirada y descubrir el alma guardada en su sencillez, hacer de su anonimato nuestra fuente de inspiración: fundir lo real con lo imaginario, crear imágenes para pensar.